El homicidio inducido por drogas (DIH) se refiere a la práctica de los fiscales de presentar cargos de homicidio contra personas que suministran drogas que provocan una muerte por sobredosis.
Las leyes contra el homicidio inducido por drogas son ineficaces, contraproducentes y deben terminar. Los procesos penales por homicidio inducido por drogas pueden aumentar el riesgo de muerte por sobredosis, exacerbar las disparidades raciales y consumir recursos sin evidencia de que se puedan salvar vidas o mejorar los resultados de salud pública. Exacerban el problema mismo que intentan remediar al disuadir a las personas que consumen drogas de buscar ayuda médica y al atacar a los amigos, familiares y pares de las personas que consumen drogas.
Para abordar de manera eficaz la actual crisis de sobredosis, es necesario derogar las leyes del DIH. La mejor manera de honrar las vidas perdidas por sobredosis es implementar soluciones basadas en evidencia (como el aumento de los servicios para adicciones, el control de drogas y los centros de prevención de sobredosis) que ayuden a las personas, las familias y las comunidades a sanar y a prevenir más muertes evitables.
Lea nuestra hoja informativa: Leyes sobre homicidio inducido por drogas