Muchos de nosotros conocemos a alguien que ha tenido problemas con el consumo de drogas o que tiene un problema de salud mental.
A medida que aumenta el número de personas sin hogar, estos problemas se han vuelto más visibles. A muchas personas les preocupa el consumo de drogas en público, los problemas de salud mental o la falta de vivienda en sus barrios. Las preocupaciones se centran tanto en la persona que sufre —a veces, un ser querido— como en la comunidad en general. Muchos familiares y amigos de las personas afectadas por estos problemas sienten que se han quedado sin opciones para sus seres queridos.
La gente necesita un mejor acceso a la atención médica. Los sistemas de atención existentes son inadecuados y carecen de fondos suficientes. Sin embargo, la aplicación rigurosa de la ley ha sido la norma en Estados Unidos durante los últimos 60 años. Sin embargo, los arrestos, el encarcelamiento, las redadas en campamentos, el tratamiento involuntario y las estrategias de los tribunales de drogas y salud mental cuestan dinero a los contribuyentes, empeoran los resultados de salud y socavan la seguridad pública. Nuestro nuevo informe analiza cinco enfoques que cuidan a las personas y ayudan a crear comunidades más saludables y seguras.
El tratamiento debe ser a demanda, asequible, accesible y atractivo. Puede incluir terapia y tratamiento ambulatorios, medicamentos que reducen las muertes por sobredosis, tratamientos que recompensan las acciones positivas o atención residencial. Estas opciones de tratamiento pueden reducir el riesgo de sobredosis. También ayudan a las personas a permanecer en su comunidad, conservar su vivienda y conservar su empleo.
En este modelo, equipos de personal capacitado para la respuesta a crisis atienden crisis inmediatas de salud mental o de drogas en la comunidad. Se centran en la desescalada, la consejería de emergencia y la conexión con los servicios. Estos programas pueden reducir las tasas de hospitalización y la duración de las estancias, la frecuencia e intensidad de futuras crisis, así como los arrestos y el uso de la fuerza.
Estos programas conectan de forma rápida y eficaz a personas en situación de calle crónica con una vivienda permanente, además de apoyo y tratamiento continuos. La vivienda con apoyo puede reducir la falta de vivienda, el sufrimiento público, los arrestos, el encarcelamiento y los costos de salas de emergencia y albergues.
El aumento masivo de arrestos por drogas en las últimas décadas no ha hecho más que saturar los sistemas judiciales, malgastar dinero y dejar a las personas con antecedentes penales de por vida que dificultan su recuperación y estabilidad. Reducir las sanciones penales por consumo de drogas y ampliar el acceso a servicios como vivienda, alimentación o empleo nos permite centrarnos en abordar las causas fundamentales del sufrimiento. Abordar estas preocupaciones subyacentes construye comunidades más seguras y saludables.
Las inversiones a largo plazo en seguridad pública abordan las causas subyacentes del sufrimiento. Esto incluye:
Todos queremos que nuestros seres queridos, familias y comunidades estén más seguros y saludables. Tenemos soluciones proactivas: debemos implementarlas para fomentar el desarrollo de personas y comunidades prósperas.