Los formuladores de políticas han respondido a la crisis de sobredosis con un énfasis retórico en “tratamiento en lugar de encarcelamiento”, lo que llevó a los periodistas a comentar que estamos en medio de una “guerra más suave contra las drogas”. Sin embargo, a pesar de un cambio de discurso, las políticas draconianas han persistido y en muchos casos se han ampliado. Esto se ejemplifica en la reacción de muchos legisladores al fentanilo y otras drogas análogas, tanto a nivel estatal como federal.
Los legisladores han desempolvado el libro de jugadas de la guerra contra las drogas y han propuesto una variedad de nuevas medidas punitivas que incluyen nuevas sentencias mínimas obligatorias, cargos por homicidio, reclusión involuntaria, poderes ampliados para los fiscales y más. Estos esfuerzos repiten los errores que personifican la guerra fallida contra las drogas, al tiempo que socavan los esfuerzos para reformar nuestro sistema de justicia penal y buscar un enfoque de salud pública para el consumo de drogas. De hecho, tales propuestas corren el riesgo de agravar la crisis de sobredosis.
Necesitamos oponernos a las duras sanciones por fentanilo: