La prohibición global de las drogas ha sido un fracaso. El mundo, especialmente sus naciones más ricas y poderosas, debe avanzar hacia enfoques basados en la salud y los derechos humanos.
Durante más de un siglo, la política antidrogas estadounidense ha priorizado enfoques punitivos con el pretexto de frenar el consumo y la producción de drogas. Como resultado, las drogas se han vuelto más baratas, más disponibles y potentes, se han registrado cifras récord de muertes por sobredosis y se ha intensificado la violencia de las organizaciones narcotraficantes.
Estados Unidos debe reconocer su papel en la creación y el mantenimiento de un modelo prohibicionista y los fracasos de sus actuales políticas de drogas. Al enfatizar la reducción de daños y la salud pública, Estados Unidos puede desempeñar un papel fundamental en la reducción del daño causado por la prohibición y en la transformación de las políticas globales de drogas.
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