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Hoy, el Comité Judicial del Senado realizará una votación para confirmar a William Barr como Fiscal General. Barr fue anteriormente Fiscal General bajo George HW Bush y ha sido un feroz defensor del encarcelamiento masivo y las políticas de drogas punitivas. Él tiene indicado apoyo a la ejecución extrajudicial de narcotraficantes, así como estrictos mínimos obligatorios que han alimentado la actual crisis de encarcelamiento masivo del país.
A pesar del apoyo bipartidista notablemente fuerte a la reforma de la justicia penal, tanto en la opinión pública estadounidense como en el Congreso, Barr se opone incluso a reformas modestas. En 2015, Barr firmó una carta a los entonces líderes del Senado, Mitch McConnell y Harry Reid, instándolos a no presentar un proyecto de ley de reforma de sentencias: “Nuestro sistema de justicia no está roto. Los mínimos obligatorios y las medidas proactivas de aplicación de la ley han provocado una reducción drástica de la delincuencia en los últimos 25 años, un logro que no podemos darnos el lujo de devolver”, decía la carta.
La hija de Barr, Mary Daly, fue elegido en febrero de 2018 por Jeff Sessions para ser la persona de contacto del Departamento de Justicia sobre opioides. Daly apoyó hacer retroceder las políticas de la administración de Obama que fomentaban una mayor flexibilidad cuando se trata de delitos de drogas de bajo nivel.
En sus audiencias de confirmación, Barr prometió que haría cumplir la Ley del Primer Paso y pareció tomar una decisión línea más suave sobre la marihuana que su predecesor. Pero también anunció su apoyo a la ampliación de las penas por drogas sintéticas y alentó a los fiscales del Departamento de Justicia a buscar las penas más duras en los casos de drogas.
Declaración de miguel collins, Director de Asuntos Nacionales de Drug Policy Alliance:
“Nada en las audiencias de confirmación de Barr debería hacernos pensar que él es algo más que un fanático de la guerra contra las drogas. No se puede confiar en él en la reforma de la justicia penal y se ha comprometido a adoptar una línea dura con las drogas en un momento en que necesitamos un enfoque de salud pública para detener la ola de muertes por sobredosis. Es la elección equivocada para este país en un momento tan crucial”.