Tratamiento de la Prop. 36 diezmado, llamado “fin de una era”

Presione soltar 23 de julio de 2009
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Margaret Dooley-Sammuli al (213) 291-4190 o Tommy McDonald al

SACRAMENTO — El nuevo presupuesto estatal asesta un golpe devastador al tratamiento de drogas en California. Los defensores del tratamiento advierten que los condados no podrán proporcionar tratamiento a todos los que son elegibles bajo la Proposición 36, una medida aprobada por los votantes que desvía a los infractores de posesión de drogas no violentos de bajo nivel a tratamiento. Aunque el tratamiento es diezmado, la ley de sentencias permanece vigente y los acusados elegibles no pueden ser encarcelados.

“Este es verdaderamente el final de una era”, dijo Margaret Dooley-Sammuli, subdirectora estatal de Drug Policy Alliance en el sur de California. “Durante casi una década, California ha liderado el experimento más exitoso de la nación con tratamiento en lugar de encarcelamiento. Ahora estamos entrando en una nueva fase, donde la Prop. 36, afortunadamente, continúa protegiendo a los delincuentes de drogas no violentos de bajo nivel del encarcelamiento pero donde, lamentablemente, hay poco acceso al tratamiento de drogas. Esto no es lo que pretendían los votantes, ni tiene sentido fiscal”.

Con una financiación anual garantizada de $120 millones en 2001-05, la Prop. 36 redujo los costos estatales en $2,50-4 por cada $1 gastado y desvió a 36.000 personas a tratamiento cada año (UCLA). En 2006, la Legislatura respondió a la trayectoria comprobada del programa aumentando la financiación a $145 millones. Desde su inicio, la Prop. 36 ha brindado tratamiento a más de 250,000 personas y ha ahorrado $2 mil millones netos. No obstante, el nuevo presupuesto podría hacer que la financiación de la Prop. 36 se desplome a $18 millones, solo el 8 por ciento del nivel de $230 millones por año que la investigación de UCLA consideró "adecuado". Incluso si se asegura la transferencia esperada de dólares federales, el financiamiento total del tratamiento no excedería los $63 millones (27 por ciento de “adecuado”).

Dada esta realidad, los defensores instaron el jueves a los gobiernos locales y del condado a utilizar los recursos locales limitados de manera más innovadora al reducir la cantidad de personas que ingresan al sistema de justicia penal por posesión de drogas de bajo nivel y no violenta y al conservar esos recursos para los sistemas locales de prevención y tratamiento. Como un ejemplo de este enfoque, los partidarios señalaron el Programa Serial Inebriate (SIP) de San Diego, en el que los gobiernos del condado y de la ciudad, las agencias de aplicación de la ley y los sistemas de salud colaboran para brindar tratamiento a las personas alcohólicas crónicamente sin hogar que de otro modo continuarían absorbiendo vastos recursos de la sala de emergencias y la justicia penal.

“La aplicación de la ley local puede ser una puerta de entrada importante al sistema de salud pública”, agregó Dooley-Sammuli. "Seamos sinceros. No hay más espacio en la corte o la cárcel. Los gobiernos locales y del condado pueden ayudar a reducir la carga trabajando con las fuerzas del orden público y los sistemas de salud para desarrollar alternativas, dirigiendo a quienes lo necesitan a los servicios de prevención y tratamiento del condado y, en primer lugar, no enjuiciando la posesión de drogas de bajo nivel no violenta”.

A young woman holds a sign that says "End the Drug War."

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