Prestigioso estudio encontró que el tratamiento asistido con heroína produce beneficios para las personas y la sociedad

Una revisión seminal publicada recientemente en el prestigioso British Journal of Psychiatry confirma que el tratamiento asistido con heroína, también conocido como tratamiento supervisado con heroína inyectable o mantenimiento con heroína, es un tratamiento eficaz para los pacientes que no han respondido a las opciones de tratamiento estándar, como la metadona o la rehabilitación residencial. Tratamiento asistido con heroína se refiere a la administración supervisada de heroína de grado farmacéutico a un pequeño grupo de consumidores crónicos de heroína particularmente difíciles de tratar.

La revisión de John Strang y sus colegas, titulada "Heroína en ensayo: revisión sistemática y metanálisis de ensayos aleatorios de prescripción de diamorfina como tratamiento para la adicción a la heroína refractaria", evaluó los hallazgos de seis ensayos controlados aleatorios sobre el tratamiento supervisado con heroína inyectable en seis países diferentes (Suiza, Países Bajos, España, Alemania, Canadá e Inglaterra) y ENCONTRÓ que, en todos los ensayos, hubo una mayor reducción en el uso de heroína 'callejera' ilícita en pacientes que recibieron heroína farmacéutica en comparación con los grupos de control (que generalmente solo recibieron metadona).

La revisión concluyó que “la prescripción de heroína, como parte de un régimen altamente regulado, es un tratamiento factible y eficaz para un grupo de pacientes dependientes de heroína particularmente difícil de tratar”.

Además, este resultado positivo del tratamiento se sumó, en muchos ensayos, a un beneficio económico considerable debido a la reducción de los costos de los procedimientos penales, el encarcelamiento y la atención médica, así como a la ausencia de efectos negativos de las clínicas de inyección supervisadas en la seguridad pública.

“La viabilidad y eficacia del tratamiento asistido por heroína, una vez más, ha sido confirmada en la literatura científica”, dijo Lindsay LaSalle, abogada de reducción de daños de Drug Policy Alliance. “La pregunta que queda no es si el mantenimiento de la heroína está respaldado por la ciencia, sino si alguna vez será respaldado por políticos y funcionarios del gobierno de los Estados Unidos. A partir de ahora, lo único que se interpone en nuestro camino es la ideología y el estigma”.

Sin embargo, se dio un importante paso adelante la primavera pasada cuando el Senador del Estado de Nevada, Tick Segerblom, presentó una legislación innovadora, el Proyecto de Ley del Senado 275, que proponía la creación de un proyecto piloto de tratamiento asistido por heroína de cuatro años. Aunque el proyecto de ley no se aprobó, representó el comienzo de un posible cambio de paradigma en el que el uso de drogas se trata como un problema de salud y los tratamientos científicamente probados se ponen a disposición de quienes podrían beneficiarse. La reciente revisión de Strang et al. debe inspirar esfuerzos similares.