El Gobernador Spitzer Propone Timbrar Impuestos Sobre Drogas Ilegales

Una declaración de Ethan Nadelmann, director ejecutivo de Drug Policy Alliance:

“Tengo mis dudas con respecto al proyecto de ley propuesto por el gobernador Eliot Spitzer para exigir que toda la marihuana y otras sustancias controladas en el estado tengan un sello fiscal.

“Por un lado, parece perfectamente razonable exigir a las personas y empresas que paguen impuestos sobre los ingresos obtenidos por la venta de productos de cualquier tipo, ya sean legales o ilegales. De hecho, en la docena de estados donde se ha legalizado la marihuana con fines médicos, muchos de los que venden marihuana a los pacientes están dispuestos e incluso ansiosos por pagar impuestos sobre sus ingresos.

“Por otro lado, estos proyectos de ley y estampillas fiscales huelen a la acumulación gratuita de sanciones punitivas que impregnan la guerra contra las drogas en general. Estados Unidos ya encierra a las personas que violan las leyes sobre drogas con más facilidad, más frecuencia y por períodos de tiempo más prolongados que en casi cualquier otro país, a un costo nacional de decenas de miles de millones de dólares por año. También sometemos a los infractores de la ley de drogas a la confiscación de activos civiles y penales y los privamos de todo tipo de derechos y privilegios después de haber cumplido sus sentencias, en un grado mucho mayor que en casi cualquier otro país. Más de medio millón de personas salen de prisión cada año, pero se enfrentan a perspectivas desalentadoras para empezar de nuevo, en parte porque están obligadas a pagar multas, como esta estampilla fiscal, que terminan causando mucho más daño que bien.

“El gobernador podría lograr ahorros fiscales mucho mayores para los contribuyentes de Nueva York si avanzara en sus compromisos de campaña con respecto a la reforma de las leyes antidrogas Rockefeller. Las modestas reformas de 2004 y 2005 ya le han ahorrado al estado decenas de millones de dólares, pero se podrían lograr ahorros mucho mayores, sin riesgo para la seguridad pública, si apoyara las reformas a la ley de drogas aprobadas por la Asamblea en los últimos años.

“Y, francamente, los neoyorquinos se beneficiarían más de una propuesta seria para gravar, controlar y regular la marihuana más o menos como lo es el alcohol hoy en día. Aunque Nueva York despenalizó la posesión de marihuana en la década de 1970, todavía arresta a personas por ese delito con más frecuencia que la mayoría de los estados que nunca la despenalizaron. Los neoyorquinos gastan muchas decenas de millones de dólares por año en este absurdo exceso, cuando en cambio el estado podría ganar cantidades aún mayores gravando este producto de consumo cada vez más popular. Es probable que el consumo general aumente solo modestamente dada la amplia y fácil disponibilidad de marihuana hoy en día, a pesar de su ilegalidad. Prácticamente todos los neoyorquinos, tanto a los que les gusta la marihuana como a los que no les interesa, se beneficiarían”.