La criminalización desvía recursos de la atención comunitaria.
Los políticos quieren criminalizar el sufrimiento público, pero la criminalización no resuelve el problema de por qué la gente no tiene hogar. A pesar de las leyes que prohíben el consumo de drogas en público, la gente consume drogas en público porque no tiene ningún otro lugar al que ir. La falta de vivienda y los alquileres están en máximos históricos. Los albergues están llenos o son inseguros. Cuando son arrestados, las personas entran y salen de la cárcel y terminan de nuevo en la calle sin atención ni apoyo significativos. Sin una vivienda estable, es increíblemente difícil para las personas acceder a los servicios de atención médica, conseguir un trabajo y mantener una rutina diaria.
La criminalización también contribuye a lo que ocurre en las calles: drena los fondos destinados a la salud y a los servicios de apoyo, genera antecedentes penales que crean barreras para acceder a la vivienda, al empleo y a otros servicios esenciales que ayudan a mantener a la gente alejada de la calle. Incluso en la cárcel, hay drogas, el tratamiento efectivo es limitado y se producen sobredosis. A pesar de más de 50 años de criminalización de las drogas, estas están más disponibles, son más baratas y potentes que nunca.
Las soluciones eficaces abordan las causas profundas del sufrimiento público.
Los dirigentes electos no pueden resolver este problema recurriendo a la fuerza de la fuerza o simplemente dejar que la gente sufra en las calles. El sufrimiento público es un problema complejo que requiere soluciones multifacéticas, financiación y colaboración intersectorial.
En primer lugar, nuestras comunidades necesitan más opciones de alojamiento humano y viviendas asequibles. Necesitan empleos y atención médica. Las comunidades también necesitan más servicios en la calle, como equipos de respuesta a crisis dirigidos por la comunidad y centros de prevención de sobredosis. Estos servicios conectan a las personas con la atención, incluidos los servicios para adicciones.
La Drug Policy Alliance está comprometida a defender enfoques no punitivos frente al consumo público de drogas y las condiciones de las calles que aborden las causas fundamentales y creen un cambio duradero.