Tony Newman al 212-613-8026 o al 510-812-3126
La Corte Suprema de los EE. UU. tomó hoy una decisión histórica que involucra el narcótico forzado de acusados criminales para poder ser juzgados. El caso, US v. Sell, involucró a un ex dentista, el Dr. Charles Sell, quien fue acusado de fraude contra Medicaid y no pudo ser juzgado debido a su falta de competencia debido a un trastorno delirante.
En una victoria para los fiscales, la Corte Suprema confirmó el uso de drogas por la fuerza en los acusados de delitos no violentos, al tiempo que estableció pautas a seguir por los tribunales para decidir si se puede obligar o no a dichos acusados a tomar drogas que alteran la mente para ser juzgados. El caso del Dr. Sell ha sido remitido para reconsideración bajo las nuevas pautas.
“Instamos a los tribunales de primera instancia a que tomen en serio las pautas de la Corte Suprema antes de decidir si obligar o no a alguien a consumir drogas”, dijo Judy Appel, directora adjunta de Asuntos Legales de Drug Policy Alliance, quien presentó un escrito de amicus curiae en el caso. “Un acusado no violento y no amenazante que sufre de una enfermedad mental sigue siendo inocente hasta que se demuestre su culpabilidad, y no debe perder sus derechos constitucionales básicos”.
Los fiscales federales en Missouri, donde el Dr. Sell iba a ser juzgado, querían inyectarle medicamentos antipsicóticos para que pudiera ser lo suficientemente competente para ser juzgado antes de completar su tratamiento. Actualmente en un centro psiquiátrico cerrado, el Dr. Sell impugnó esta decisión como una violación sustancial de su dignidad y como una interferencia con su autonomía mental y corporal. No está acusado de un delito violento, ni representa actualmente una amenaza para los demás.
“La idea de que el estado bombee drogas poderosas que alteran la mente a un ciudadano que no lo desea es escalofriante bajo cualquier circunstancia”, dijo Appel. “Pero cuando ese ciudadano ni siquiera ha sido condenado por nada, te estás despidiendo rotundamente de los valores estadounidenses fundamentales”.
Los acusados del Dr. Sell, incluida la Drug Policy Alliance, la Asociación Estadounidense de Psicología y la Asociación Nacional de Abogados de Defensa Criminal, quienes presentaron informes amicus curiae en el caso, argumentan que la drogadicción forzada es una violación de la autonomía personal y la integridad física; una infracción de los derechos de los demandados; y una cuestión médica que debería ser decidida por los médicos, en lugar de los jueces.
“Cuando los gobiernos deciden que saben mejor que nosotros lo que debe y no debe entrar en nuestros cuerpos, pueden suceder dos cosas: la guerra contra las drogas y las drogas forzadas”, agregó Appel. “Puede parecer paradójico, pero ambas políticas provienen del mismo peligroso esfuerzo por controlar una ciudadanía libre”.