El presidente de Filipinas cumple su promesa de asesinar en masa a las personas que consumen o venden drogas y pide "sin piedad" en el discurso sobre el estado de la nación

Hoy, el presidente de Filipinas pronunció su “Discurso del Estado de la Nación." Se comprometió a mostrar "sin piedad” en su sangrienta guerra contra las drogas y el crimen, advirtiendo a los criminales que los sacerdotes y los defensores de los derechos humanos no pueden protegerlos de ser asesinados.

Rodrigo Duterte fue elegido el mes pasado luego de prometer acabar con el crimen y la corrupción en todo el país, basándose en gran medida en una campaña antidrogas centrada en asesinar a las personas que usan o venden drogas. Duterte ha alentado a las fuerzas del orden, e incluso a los civiles, a matar a las personas sospechosas de vender drogas y a las personas que luchan contra la adicción. Él dicho, “Si conoces a algún adicto, adelante, mátalo tú mismo, ya que hacer que sus padres lo hagan sería demasiado doloroso”.

“Sospecho firmemente que los filipinos se arrepentirán de haber elegido a un presidente que expresa tal desprecio por los principios básicos del debido proceso y los derechos humanos”, dijo Ethan Nadelmann, director ejecutivo de Drug Policy Alliance. “Un gobierno que aprueba las ejecuciones extrajudiciales de personas que consumen o venden drogas acabará volcando su terror sobre otros, es solo cuestión de tiempo”.

Durante su campaña, Duterte estimó que 100.000 personas morirían como resultado de esta represión. De acuerdo a AFP, Duterte no se ha dejado intimidar por las preocupaciones de derechos humanos que sus opositores han planteado sobre la falta de un debido proceso. Además, como parte de su iniciativa, Duterte promete indultar por completo a cualquier persona involucrada en el asesinato de personas que consumen o venden drogas. La semana pasada, la policía anunció un plan para instalar una gran cartelera electrónica fuera de su cuartel general en Manila que registrará todos estos asesinatos relacionados con las drogas.

Ha habido un silencio notable por parte de la comunidad internacional. Hasta ahora, el único país que interviene ha sido China, y han sido de apoyo de las políticas de drogas de Duterte.

Históricamente, Filipinas ha tenido un enfoque conservador de la política de drogas y ha mantenido leyes de drogas severas, como 20 años de prisión por posesión de 5 gramos o más de cualquier tipo de droga. Pero el enfoque de Duterte no tiene precedentes; ha llevado al extremo una política de drogas ya dura, provocando terror y violencia en todo el país.

“En 1985 fui sentenciado a 15 años a cadena perpetua por primera vez, un delito de drogas no violento, y me sorprende escuchar sobre la política de drogas draconiana que defiende el presidente de Filipinas”, dijo Anthony Papa, autor de Este lado de la libertad y gerente de relaciones con los medios en Drug Policy Alliance. “Tenemos algunas políticas de drogas terribles en los EE. UU., como sentencias mínimas obligatorias, pero nunca he visto nada como los asesinatos que están ocurriendo en Filipinas en este momento”.